Internet como Bien Público

Me parece que la WWW se nos presenta, cada día más, como el medio por el cual se contruye nuestro espacio público y nuestra cotidianidad social. Para la mayoría de mis amigos, esta afirmación no es solamente obvia sino ya algo añeja. Uno puede constatar cómo nuestra narrativa social se va escribiendo en la Red, en un soporte con memoria que construye el espejo con el que nos miramos. Este medio permite una mayor apertura en comparación con los viejos mass media, facilitando la producción abierta de contenidos y de conversaciones en una cierta libertad de expresión, además de permitir la colaboración masiva en proyectos tan emblemáticos como Wikipedia, entre otros cientos.

Es problemático, sin embargo, que reconociendo este creciente rol cultural y público (estratégico, por cierto), la Red permanezca peligrosamente bajo una arquitectura privada. Es bien sabido que en caso de guerra, el sistema de comunicaciones de una nación pasa a ser un objetivo militar: la estocada hay que darla en el corazón. Cuando desaparece esa delicada capa de comunicación, la sociedad pierde su civilidad y su cordura1. El Estado, sin ir más lejos, capta gran parte de sus ingresos por medio de las ventanillas transaccionales del SII.cl, así como muchos de sus servicios interactúan con el público por medio de servicios en línea. Pero aquí radica la paradoja: este espacio aparentemente público es enteramente privado. Las leyes2 estipulan que para “redes residenciales” (osea, casi todas) sólo se puede tener acceso a Internet mediante y mediado por un ISP3, quien controla y franquea toda conexión con el mundo exterior. Esta arquitectura presenta 3 problemas fundamentales:
  1. Se basa en un esquema comercial donde las personas somos meros consumidores: consumimos ancho de banda y por esto se nos cobra. Hay que solventar la millonaria infraestructura de conectividad y los costos de mantención que, al parecer, sólo se financian mediante pequeños contratos residenciales. Hay muchos lugares donde no es negocio conectar a la gente4
  2. Delegamos a los ISP la responsabilidad estratégica de velar por la neutralidad de la Red. Resulta complejo a veces hacer coincidir los intereses corporativos con los intereses civiles: dictaduras obligan a los ISPs a cerrar puertos y salidas, bloquear sitios problemáticos, etc. Esto sigue pasando, no es ficción.
  3. Es frágil, ya que es una red con un punto neurálgico: el proxy. Las arquitecturas más fuertes (o resiltentes) son distribuídas. Una falla del proxy central, deja a todos los clientes asilados. Esto nos pasóen el reciente terremoto.
Nuestra Red actual nace de una idea militar que avanzó hacia una idea comercial. Pero si pensamos que la conectividad es un bien público, debemos pensarla desde otra perspectiva. Se define bien público como:
Un bien que está disponible a todos y del cual el uso por una persona no substrae del uso por otros5.
Hoy día, con nuestros computadores portátiles, somos capaces de producir una red doméstica o bien de canalizar una red existente (compartir conectividad). Las redes enmalladas (o redes mesh) se basan en el principio de que cada cual contribuye a la red al conectarse a ella: la red crece porque reconoce que cada nueva conexión la hace crecer y construye nuevos caminos entre los nodos existentes. No es una red de clientes y servidores sino un esquema esencialmente igualitario. Este esquema es el que inspira al proyecto de OLPC6 que busca darle acceso a los niños a la tecnología y a Internet en países como el nuestro. Creo que una arquitectura enmallada puede convertir la conectividad tecnológica en colectividad social, en cohesión cívica. La red actual tiende a alienarnos de nuestro entorno físico, una red enmallada en cambio, me vuelve conciente de mis vecinos, ya que vuelve relevante mi proximidad física con ellos; me inserta en una comunidad y me lleva a construir diálogos diferentes, tal vez más arraigados en asuntos locales. Una Red enmallada no tiene dueño porque todos lo seríamos, nadie la puede controlar porque estaría completamente distribuída y, con algún sistema de independencia energética (como alimentación solar o eólica) sería completamente a prueba de desastres. Sin embargo, las redes enmalladas no despegan por carecer de un modelo de negocio y literalmente hay que hackear los routers comerciales para transformarlos en routers enmallados. Pero creo que vale la pena intentarlo, construir Redes Abiertas y documentar prototipos caseros en el ánimo de hacer que Internet sea un espacio público de verdad y no un “espacio público como un mall”. Sueño con el día en que los routers solares enmallados formen parte del mobiliario urbano de las calles y plazas, y donde “estar conectado” no sea el privilegio de unos pocos sino el derecho de todos. ¿Es mucho pedir?
  1. basta recordar las escenas de saqueo después del terremoto del 27 de Febrero de 2010. []
  2. quisiera poder citar con más exactitud, pero desconozco la ley. []
  3. Internet Service Provider, osea la empresa que provee los servicios de conectividad []
  4. Recientemente el Estado de Chile mediante la Subtel lanzó elProyecto Bicentenario “Red de Internet Rural: Todo Chile Comunicado” que beneficia a Entel para controlar toda la conectividad rural. []
  5. Elinor Ostrom []
  6. En este enlace hay una demostración gráfica (SWF) del esquema de red enmallada. []

Herramienta y Espacio

Nota: texto preparado como exámen para los proyectos de título de Diseño Gráfico de Dámaris Sepúlveda y Cristóbal Severin.

Estos dos proyectos, si bien abordan temáticas bastante diferentes, comparten un punto de vista y una utopía común. La primera y más evidente semejanza radica en su soporte digital (viven en la nube). Se trata de proyectos que proponen servicios distribuidos por Internet y diseñados para actuar simultáneamente en grandes extensiones de territorio. En este sentido, otro punto de encuentro de estos proyectos radica en que ambos piensan a escala país.

Esta naturaleza material (o inmaterial, si se quiere) de la nube trae una doble lectura, ya que puede pensarse como una herramienta o como un espacio.

  1. Es una herramienta por cuanto permite y aumenta la comunicación en todos sus formatos, transacciones de todo tipo, trabajo, etc. Como herramienta nos plantea el problema de la educación, ya que apela a cierta alfabetización y dibuja barreras de acceso.
    La utopía de la nube en cuanto herramienta canta a la malebilidad, el poder colectivo de insidir en el registro abierto, en los diálogos simétricos y en la convivialidad.
  2. También es un espacio, por cuanto da lugar a la participación colectiva y la interacción social. Es un espacio porque dibuja proximidades y distancias, con accesos, encuentros y fugas. Pensar la red como espacio plantea el problema de la libertad. Libertad de acceso y libertad de expresión. Plantea la dicotomía público-privado: la Red se reconoce pública en su ser privado.
    La utopía de la Red como espacio es la malla abierta, acumulable y extensible. Internet como bien y memoria pública.

Éste es el punto que distingue a los proyectos: Dámaris plantea el SNS como una herramienta de servicio público y Cristóbal trabaja en el espacio público de la participación (en MediaFranca).
Ambos proyectos, en cuanto obras, abren preguntas a propósito del sentido de la forma diseñada; preguntándose también por su función, pero más allá: por su condición social capaz de construir identidad y de inscribirse a partir de códigos culturales actuales. ¿Cómo se ven?, ¿cómo se lee y se opera en ellos? Esas son las preguntas que estos proyectos abordan.

SNS

El proyecto de Dámaris Sepúlveda se origina con un estudio abierto, sin proponerse una obra específica pero asumiendo un campo de diseño: el de los servicios, y junto con esto, se sumerge en el sistema hospitalario para abordar la experiencia del paciente en la salud pública.

El estudio inicial permite definir un modelo general de experiencia en salud e identifica oportunidades para el desarrollo de servicios digitales en torno a ésta. Finalmente se propone la plataforma SNS (Servicio Nacional de Salud) como un servicio Web que unifica la gestión de atención y comunicaciones de la salud pública en torno a la ficha digital del paciente. El proyecto concerto que logra finiquitar consiste en la arquitectura de información y diseño de interfaz de esta plataforma.

Claramente nos percatamos que el rol del diseñador, dada la envergadura utópica del proyecto consiste en asumir la estregia de transformar el proyecto en un argumento. Dicho argumento se construye como un lenguaje con un espesor o transversalidad capaz de tocar a diversos actores; políticos, estrategas, actores y agentes de los servicios, público en general, técnicos e implementadores, etc.
Dicho argumento es el siguiente:

Los centros de salud pública en Chile carecen de un sistema de gestión de la información centralizado ni interoperable. La comunicación entre el servicio y el público también es problemática e inside en una muy baja percepción del servicio, a pesar que la calidad de la atención médica es buena. Este proyecto propone una forma coherente e interoperable entre las instituciones, los médicos, el personal administrativo y el público en general a partir de una mirada centrada en las personas y en los componentes de interacción del servicios.

Con este proyecto apuntamos al diseño de una plataforma articuladora de la información (SNS) cubriendo el vacío institucional actual. Nos damos cuenta que más allá de reparar una situación local tenemos la oportunidad de construir los fundamentos para una plataforma abierta que permita la generación de nuevos servicios públicos digitales en el sector salud.

MediaFranca

El trabajo de Cristóbal Severin se inscribe en la línea de Diseño para la Democracia. En este sentido, la primera materia consistió en catastrar y estudiar los diversos modelos de interacción democrática como un modo para acceder a la forma de las grandes conversaciones.
El proyecto MediaFranca propiamente tal, parte con anterioridad, pero este año se lleva adelante una investigación para situarlo y contextualizarlo en el aquí y ahora. Esta investigación se propuso generar y validar una interfaz Web capaz de dar cabida al discurso colectivo de los asuntos sociales, construyendo un espacio público.

Mediafranca busca ser un espacio publico donde convergen personas, temas y lugares, para generar conversaciones relevantes a la ciudadanía. Uno de los principios fundamentales de MF es favorecer la convergencia de los discursos cívicos, evitando la disociación de conversaciones similares; en cierta medida recomponiendo un nuevo “cara a cara” dado en la intimidad de los temas.

Otro aspecto fundamental es que  la relación entre los temas y sus lugares constituyen un mecanismo para generar un volumen de opinión material que permite fundamentar la relevancia de ciertos temas emergentes, ya que se valora desde la colectividad, dando una mayor capacidad de coordinación deliverativa a las personas.

No menos importante es el registro acumulativo de los aconteceres sociales que se genera, al modo de una memoria pública. O memoria estratégica, en el caso que las insituciones (y todo lo demás) fallen.

Este proyecto se encuentra en fase de realización como software abierto.

Quadra: Diseño para la Interacción Ciudadana

“El territorio ya no precede al mapa, ni lo sobrevive. De aquí en adelante, es el mapa el que precede al territorio, es el mapa el que engendra el territorio”.

El proyecto Quadra corresponde al estudio realizado como proyecto de titulación por Estefanía Suarez, diseñadora gráfica. Este proyecto avanza en la línea de investigación que llamamos Diseño para la Democracia y se pregunta específicamente por la ocación que abre el diseño de interacción para pensar las plataformas y servicios de colaboración ciudadana. El encargo original de este proyecto fue identificar oportunidades para el diseño de un servicio web móbil que fortaleciera los lazos entre vecinos, favoreciendo la participación inclusiva y fortaleciendo el capital social mediante la incorporación de las personas a los asuntos ciudadanos.

Las preguntas que aborda este proyecto son: ¿podemos efectivamente cruzar conversaciones (que naturalmente transcurren en el tiempo) con sus lugares (naturalmente espaciales y cartográficos)? Si el sentido que buscamos es integrar a las personas y a las ideas ¿cómo podemos favorecer la equidad y la democracia de los discursos sin desintegrar y disgregar la atención sobre ellos? Durante el estudio, nos damos cuenta que operamos sobre un modo de comunicación (o sistema) altamente complejo y debemos diseñar para favorecer lo que llamamos conversaciones de valor. Las preguntas que quedan abiertas son innumerables, por ejemplo: ¿Son las ciudades y sus paisajes de información susceptibles de ser pensadas como una construcción colectiva y democrática? o ¿cómo se modela visualmente la relevancia de un determinado argumento?

Lo que alimenta a este proyecto es la búsqueda —tal vez utópica— de la polis original, aquella gobernada sin representantes, en una democracia directa; con ciudadanos libres y con espacios públicos (normalmente al aire libre) para la discusión y la deliberación. Era una democracia desintermediada, medida y acotada por el espacio del ágora. Y este espacio estaba medido, a su vez, por el alcance la la voz. Era a partir de esta medida humana que la polis cobraba su tamaño y su gobernabilidad.

Cabe hoy preguntarnos por nuestra relación con el espacio negociable de nuestras ciudades, con nuestros vecinos, con nuestro territorio urbano. Son curiosamente el diseño y la tecnología lo que viene a cuestionar (si no a desmantelar) es el actual paradigma de gobernabilidad, abriendo la posibilidad de la nueva voz pública interconectada que busca su propia y justa medida. Este proyecto avanza en proponer una medida para esta voz nueva.



He had bought a large map representing the sea,
Without the least vestige of land:
And the crew were much pleased when they
found it to be
A map they could all understand.
“What’s the good of Mercator’s North Poles and
Equators,
Tropics, Zones, and Meridian Lines?”
So the Bellman would cry: and the crew would
reply
“They are merely conventional signs!
“Other maps are such shapes, with their islands
and capes!
But we’ve got our brave Captain to thank:
(So the crew would protest) “that he’s bought us
the best—
A perfect and absolute blank!”

Galexia: Espacio y Navegación Semántica

Galexia: Portada

Senderos de la Memoria

El presente estudio, realizado por Christian Campos, avanza sobre una línea de investigación centrada en lo que llamamos “palacios de la memoria”. Ellos son los espacios que acopian y ordenan los artefactos del pasado, conocidos como archivos y repositorios digitales. Hacemos un especial énfasis en la dimensión espacial de palacio por sobre el ordenamiento de indexación archivística, porque es precisamente este modo anterior (el espacial) lo que posibilita una mirada escalable e intuitava para los siempre crecientes archivos digitales. Además, la construcción espacial provee al lector de una experiencia de lectura o recorrido más comprensible, ya que en su articulación interna de distancias se revela su logos interno.

Antes de seguir adentrándome en el tema del espacio y su modo de recorrerse, debo recordar al lector que este estudio avanza sobre otro anterior: ÅURA; donde se propuso la unificación semántica de archivos digitales por medio de la suite de CONTEXTA, que incluye un integrador de repositorios, un ingestor de circunstancias y un buscador faceteado, entre otros servicios de web semántica.

Entonces, el presente estudio penetra en la complejidad del espacio digital en cuanto a su multidimensionalidad de ejes y aberturas en busca de patrones ordenadores. Basta un rápido vistazo dentro del archivo de esta escuela, por ejemplo, para darse cuenta de las mútiples y variadas conexiones subyacentes entre cada una de las fotografías, planos y vídeos como un frágil y delicado ecosistema de interdependencias. Es justamente esa riqueza de información –o metadata– la que nos permite identificar la identidad de cada archivo o repositirio. Son juntamente estos metadatos los protagonistas de este estudio como articuladores de la red de relaciones.

En matemáticas, para formalizar un espacio se debe construir primero la noción de distancia. Pero, ¿cómo definimos la distancia entre nuestros artefactos de archivo? ¿qué clase de extensión tenemos ante nosotros?
En este trance nos damos cuenta de que nuestro espacio es afín a la metáfora de un grafo, con nodos y vínculos. En realidad, se trata de varios grafos sobrepuestos, ya que las leyes de continuidad o conetividad varían de capa en capa. Bajo esta mirada, podemos distinguir 4 modos de proximidad:

  1. La proximidad temática, dada por los tesauros propios de la disciplina aboradada por cada archivo
  2. 2. La proximidad social, dada por las relaciones personales, de autoría o coautoría, de filiación, de generación, etc. entre las personas relacionadas entre los diversos artefactos
  3. La proximidad temporal de los hechos, como una lectura transversal a las épocas (o “cortes de la historia”)
  4. La proximidad espacial que reúne bajo lugares y toponimias a elementos diversos

Y a cada una de ellas la pensamos como una faceta; como una cara de este diamante para mirar el espacio. Cada cara nos presenta una realidad deformada desde su propia mirada, o mejor dicho, no existe un absoluto indeformado porque cada faceta conforma un espacio nuevo que viene a contestar una pregunta a propósito de un tema, de una persona, de un tiempo o de un espacio. No hay absolutos, sino que sólo hay espacios que emergen ante las preguntas y del cristal con que se miran.

Esta es una propuesta de navegación semántica con mútiples cruces de caminos, de ahí su riqueza. El lector va decidiendo, en cada detención o momento (es decir, ante cada artefacto del archivo) qué camino sigue a continuación (el temático, el social, el temporal o el espacial). Se trata de un territorio rico en señalética, que permite al viajero permanecer siempre orientado en un recorrido intensionado.
Es el aparente consumo del lector o investigador, normal cliente del archivo, el que ya no más consume, sino que produce. Porque en su mero acto de recorrer va produciendo encadenaciones direccionadas, linealidades rescatadas desde la maraña. Es justamente a partir de esas deambulaciones que los investigadores articulan nuevos discursos y nuevas lecturas de la historia.

Galexia de Christian Campos en Vimeo.

Ver: documentación completa en el sitio del proyecto.

Personas, no Usuarios

Bandada de estorninos

Nuestra escuela (específicamente el Taller de Investigaciones Gráficas .:TIG:.) ha seguido construyendo y desarrollando distintas aplicaciones y servicios para Internet como la Wiki Casiopea o la bitácora de Travesías, entre otros.

Cada uno de estos servicios funciona –hasta hoy– con usuarios registrados en listas separadas. En este escenario, más bien confuso, hemos decido unificar a todos los usuarios de los sitios de la escuela en un servicio único llamado Personas e[ad]http://personas.ead.pucv.cl

Este servicio es un SSO (Single Sign-On o firma única de acceso) que vuelve más hospitalario este ecosistema de aplicaciones ya que no será necesario introducir nombre de usuario y contraseña cada vez que accedas a un servicio si ya haz iniciado una sesión válida en otro. En otras palabras, con un único “user + password” podrás acceder a todos los sitios y servicios de la escuela, actuales y futuros.

Datos Privados y contraseñas

Es importante recordar que toda la información que tenemos de las personas registradas es confidencial y de uso restringido. Jamás será divulgada ni compartida con terceros. Asimismo, las contraseñas se almacenan encriptadas en nuestra base de datos por lo que es imposible conocerlas, incluso para el administrador del sistema.

Cómo diseñar democracia en la red

Escribo este post porque veo que ya están ocurriendo cosas en este ámbito y hablar de esto ahora deja de ser sólo teoría. Mi amigo Jorge planteó esta pregunta en políticaestero.tv (una nueva plataforma para la conversación política en Chile), respecto de cómo la política chilena puede recibir al espacio digital y veo con bastante expectación cómo comienza a configurarse una mirada más propositiva y constructiva en torno a la potencia de este medio como soporte para la democracia.

A continuación me quiero referir a ciertos puntos que considero críticos para abordar el diseño de plataformas de conversación política en la red fortaleciendo el poder de la participación.

La Infraestructura

La democracia parte de una la base: lo “en común”, aquello que es patrimonio público. La discusión política también ha de ser pública y ha de desarrollarse en un espacio público.

“It is a fundamental rule of their government, that no conclusion can be made in anything that relates to the public till it has been first debated three several days in their council. It is death for any to meet and consult concerning the State, unless it be either in their ordinary council, or in the assembly of the whole body of the people.”1

El distingo público-privado en la red es difuso y se debe principalmente al origen de la inversión de la infraestructura que posibilita la existencia de ese espacio (o servicio). Los proveedores del servicio de conexión a Internet —o ISPs— son los que delinean y configuran el aspecto de la red, es decir, las proximidades y distancias en este espacio.

Entonces, una de las principales barreras para la validación de los discursos verdaderamente democráticos es que toda la discusión ocurre sobre infraestructura es privada. A pesar de tener principios basados en la apertura, los soportes siguen siendo corporativos. Es como un mall, que está abierto al público pero no es público.

Una posible vía para revertir esta situación es promover otra arquitectura para la red, por ejemplo, la propuesta por la iniciativa OLPC que aboga por la topología de malla, donde cada computador es un nodo replicador, es decir, cada participante se contituye como el medio mismo.

La Relevancia

Temas semejantes deben tender a confluir y no a disgregarse. Todos sabemos que en una economía de la información el bien más escaso es la atención. Justamente esta es la labor que cumplen los buscadores: presentar en orden de relevancia los recursos relacionados a nuestro concepto (o tema) de búsqueda; siempre la idea es concentrar la información en clusters semánticos.

Así como existen foros, donde uno puede crear nuevos temas o seguir la conversación en temas ya creados, una arquitectura centrada en la relevancia debe proponer un diálogo que evite las ebras paralelas, los temas replicados y la información redundante y dispersa. Para lograr relevancia se debe centralizar la conversación y re-enebrar las ebras similares.

En cierta medida, se trata de centralizar los temas para constituirlos como espacio: espaciar los temas. Porque son precisamente los temas (issues) los que desencadenan los públicos a su alrededor2.

La Reversibilidad

Las reglas que definen los formatos de conversación deben basarse en principios simétricos de diálogo. Básicamente permitir la réplica como un argumento equivalente. Se trata de construir un espacio maleable por todos y que permita la emergencia de un discurso validado desde la participación.3

La dificultad que ofrece la validación de estos discursos emergentes es que “la gente” como institución no existe: siempre el discurso comenzará como una iniciativa “privada” que sólo podrá validarse mediante la masividad de la participación que convoque (las firmas que junte). Es en este sentido que la barrera de acceso a la creación de las temáticas debe ser mínima (ya basta con la barrera del acceso a la tecnología, a Internet y a la educación necesaria para desenvolverse en una plataforma semejante).

  1. Sir Thomas More. Of their Magistrates, Utopia []
  2. Jürgen Habermas sostiene que el concepto de “esfera pública” emerge desde el acto de comunicación —o conversación social— pero John Dewey sostiene que son precisamente los temas los que se instalan para construir públicos en torno a ellos. []
  3. Es lo que Iván Illich denomina convivial. []