Viendo en la Transparencia

A comienzos del 2007 tuve el inmenso privilegio de asistir a un curso único: Visualización de Información enseñado por Ben Fry (creador de Processing) y Golan Levin, reconocido artista digital. Este curso (único e irrepetible en su especie), se centró en el proceso de generar visualizaciones a partir de grandes cuerpos de datos. El énfasis no estaba puesto en el despliegue técnico —o la proeza del código— sino la capacidad de poder urdir narrativas interesantes a partir de un montón amorfo de data. La metodología de trabajo fue la siguiente, siguiendo la propuesta por Ben Fry en su tesis doctoral, Computational Information Design.
  1. Adquisición de datos: Recolección y catastro de datos dinámicos y cambiantes
  2. Análisis de datos: (eng: Parsing) Formateo de datos de acuerdo al uso, conexión de la data a la aplicación propia.
  3. Filtración de datos: Automatización de procesos manuales que tienden a ser altamente tediosos
  4. Data mining: Estracción de datos significativos
  5. Representación: Elección y diseño del lenguaje visual, prototipado
  6. Refinación: Cambio o ajuste de las leyes de representación
  7. Interacción: Transición contínua entre los diversos estados o puntos de vista alternativos, navegación y adaptación por parte del usuario.
Claramente la parte más sucia del proceso es la adquisición de datos porque generalmente hay que sacarlos de lugares donde no los quieren prestar. Hay que construir robots que roben sistemáticamente los datos de determinado sitio web (pero no tan sistemáticamente, para que no te pillen y bloqueen tu IP) buscar y escarbar en tablas HTML, lipiar tags inútiles, etc.

Transparencia Radical

Intersección Cónica, Gordon Matta-Clark, 1975 Roberto Matta imaginaba a un ser que tenía el poder de volver las cosas transparentes y que permitiesen al resto ver. Lo llamaba el ver-tor (o virteur), el Gran Transparente. Es la imagen del artista como vidente1 que desde su mirada pura es capaz de revelar a los demás las estructuras subyacentes (a veces insoportables, crudas y avasalladoras), los grandes totems de la sociedad ocultados tras las apariencias. Cada época tiene su propia poética, una espiritualidad especial y precisa que le permite comprender y reapasionar al mundo. Según Wassily Kandisky2 esta espiritualidad tiene forma de un triángulo apoyado en su base. El triángulo avanza lentamente hacia arriba y hacia adelante, tirado por una élite espiritual (los artistas). Al cabo de algún tiempo, lo que era comprendido y valorado por una minoría, pasa a ser patrimonio de todo el resto de nosotros; nos apropiamos de los códigos, hacemos nuestra esa visión y expresión. Creo que eso es lo que ha pasado con la transparencia, como concepto y como valor artístico. Ha sido absorbida (para bien, espero) en su totalidad por la sociedad. Como diría Kandinsky, ha llegado a la base del triángulo y hoy es moneda de cambio, casi un commodity. La transparencia ha llegado a la vida diaria como valor que perseguir y construir, al estado como exigencia, a la política como un deber ético y a la administración en general como una estrategia de sostenibilidad. Ahora la transparencia es algo exijible a los organismos públicos (casi un commodity, como decía antes, expresado en el “sticker” de “gobierno transparente” en cada sitio del estado). Sin embargo, me preocupa qué es lo que se entiende por transparencia y hacia dónde apunta esta iniciativa. Como concepto, es potentísimo y eso nos indica que vivimos en tiempos extraordinarios, casi épicos. Por eso debemos construir —entre todos, ojalá— el sentido de la transparencia.
  1. ver también: Arthur Rimabaud, Cartas del Vidente []
  2. De lo Espiritual en el Arte, Über das Geistige in der Kunst, 1952 []